jueves, 17 de marzo de 2011

Destrozando a Baldomero




Setenta perros en mi casa, balcones sin una flor.
Los habitantes con su señor, perfumes que nos odian.
En la piedra de la tristeza, dan alegría a los negros.
En mi casa hay una niña, un poeta sin ilusiones.
Desea un millón de cristales, copia exacta en el jardín.
Blanca la tela de los rosales, hierros con restos negros.
Música llena de amor; el beso siempre es la clave.
(Tomás Moyano)

Setenta moscas comen en casa, balcones aturdidos de flores,
habitantes cansados de un señor, perfume roto que odian,
piedra arrojada que da tristeza, dan lugar a negros feos.
Casa de madera sobre niña, poeta iluso sin ilusiones.
(Rodrigo Manchado)

Desea ojos de cristales y me copia las flores del jardín
pero más blancos serán mis rosales,
como hierro oxidado y negro.
(Fiamma Laguzzi)

La casa de los setenta se cae, los balcones no tienen flor alguna.
De todos los habitantes solo uno es digo de ser señor.
El perfume es algo que todos odian, cuando la piedra refleja la tristeza de tu cara
y se le dan monedas a los negros.
(A. Bría)

Blanca es la negra flor de mis rosales,
hierros en mis zapatos negros.
¡Aman al ave!
Música para el condenado... de amor.
Un beso baboso y repugnante, la clave.
(J. Floreano)

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